Singapur: más que un súper puerto
En mi primer viaje a China, he hecho una parada (18 de abril de 2014) en la pequeña República de Singapur. Hace cuatro años había hecho una conexión en el aeropuerto internacional Changi y me había quedado impresionado por los cientos de barcos que había visto desde el cielo.
Es harto conocido que el súper puerto de Singapur es el puerto de mayor actividad después del puerto de Shanghái. En cualquier día de la semana hay más de 600 buques entrando y saliendo de Singapur.
Si impresionante es el puerto, lo más que me impresionó es la calidad del servicio al clientes. En primer lugar, Singapur Airlines, es la mejor aerolínea en la que he tenido la oportunidad de viajar. La amabilidad de sus empleados, la limpieza, la calidad de la comida es excelente. El aeropuerto internacional de Changi es el mejor aeropuerto que he visitado en términos de servicio. Lo tiene todo, servicio de internet gratis (y veloz), área para recargar las baterías de los equipos electrónicos, área de descanso, de baño y hasta un pasadía a la ciudad gratis si te encuentras en tránsito por más de 5 horas. Los servicios sanitarios son impecables y modernos.
Monitorean y evalúan todo. Por ejemplo, durante mi viaje de Houston – Moscú – Singapur me pidieron evaluar los aeropuertos de conexión, el servicio de la aerolínea y la comida. Los oficiales de inmigración, para mi sorpresa, me atendieron con una sonrisa y muy amablemente. Luego de pasar inmigración me encontré con un monitor de computadora para que evaluara el servicio con una sola pregunta y la selección de cara alegre (excelente) hasta cara triste (pobre servicio). El mismo monitor me lo encontré en los baños y restaurantes del aeropuerto.
Tome el pasadía gratis hacia la ciudad y no dejaba de impresionarme con la limpieza de las avenidas y lo bonito del paisaje tropical. De la guía turística aprendí que el gobierno subsidia más del 80% de la vivienda y garantiza un balance en la composición étnica de Singapur. El 74% de la población es descendencia China, el 14% son descendientes de Malasia y 8% son descendientes de la India. Hay una amplia distribución y diversidad religiosa. Contrario a su vecino país de Malasia, en Singapur hay políticas públicas que protegen la libertad religiosa y de no discriminación por las preferencias religiosas. De total de 5.3 millones de personas que viven en Singapur, 3.3 son ciudadanos y 2 millones son residentes con diferentes visas de estudiantes y de trabajo. La desigualdad económica y el alto costo de vida son los mayores retos de la administración pública. Solo los ricos tienen acceso a transportación privada. El precio de tener un automóvil es prohibitivo para un trabajador promedio. El gobierno está invirtiendo altísima plata en infraestructura de transportación pública. Importan toda su agua potable de Malasia.
Singapur, a pesar de ser un país pequeño y con pocos recursos naturales, ha logrado articular una administración pública que lo ha llevado a colocar su ciudad – estado entre las principales ciudades globales del mundo donde su súper puerto es el número dos en el mundo, su centro financiero es el número cuatro del mundo, y es uno de los países de menor corrupción.
Singapur es sin duda un ejemplo para mis compatriotas puertorriqueños. Con una sana administración pública (sin corrupción) y una articulación de nuestras ventajas competitivas (servicios) podemos ser un país global, libre y soberano.