Nadie Quiso Escuchar—¿Qué Podemos Hacer?

En una empresa imaginaria, lanzamos un proceso de selección para contratar a un CEO y llegamos a dos candidatos finales:
Candidato A: Un empresario con experiencia, pero con antecedentes penales por fraude financiero y acusaciones de conducta sexual inapropiada.
Candidato B: Una abogada con experiencia como fiscal y vicepresidenta, dedicada a la administración púbica y de la justicia.
Sorprendentemente, la mayoría del comité de selección (cinco de nueve miembros) recomendó al Candidato A, el que tiene antecedentes de fraude financiero y conducta sexual inapropiada. A pesar de que los otros cuatro miembros presentaron pruebas sustanciales en contra de esta elección, la mayoría las ignoró. ¿Por qué pasar por alto señales de alerta tan serias?